17/10/11

El duende secuestrado

El arte  y la magia no son compatibles con nuestro presente.

 Cuenta la historia que dormía un duende en un algarrobo de la calle Salvador María del Carril. Dicen aquellos que pudieron verlo que se escondía entre las hojas y les tiraba semillas a los nenes despistados que solían pasar por allí. Tenía bigotes largos, que parecían viejas enredaderas nacidas de lo alto. Él, siempre vestido de verde y amarillo, con su chaqueta a rayas y el jubón en cuadrillé, rumbeaba siempre sobre esa calle ancha, anchísima.
 Cierta vez un nene que iba por allí de noche, en bicicleta, persiguiendo a los gatos hasta cansarlos, fue alcanzado por el duende, que bajó del algarrobo para ayudar a sus amigos.
 -¡Hey!, le ancanzó a decir, mientras tiraba una piedrita a la rueda de la bicicleta, ¡Basta ya!.
 El niño, asombrado, sintió el bamboleo de la biblicleta frente al choque con la piedrita, y se dió vuelta a tiempo para ver al diminuto ser con aquel bigote que llegaba hasta el suelo, gritarle enojado.
 -¿Quién sos?, le preguntó el niño con una sonrisa burlona- ¿Acaso sos un amigo de esos molestos gatos?.
 -¡Sí!, gritó el duende ya rojo de rabia y enojo. ¡Dejalos en paz!. Dicho eso le agarró el pescuezo y se lo retorció. El nene quedó degollado a medias y el duende desalojado por el Gobierno de la Ciudad, que se percató del extraño ser que se había alojado en la calle.
 Ahora el duende está siendo investigado por la CIA, que lo tortura desde el 2005 para descubrir si hay otros especímenes en la Tierra. También le extrajeron el ADN, con objeto de desarrollar duendes clonados, ya que podrían ser muy útiles en guerras como detectores de minas, dicen ellos en un documento al que tuve acceso gracias a una amistad en Wikileaks.

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